El calor impiadoso que cae sobre River Camp no impide que el cordobés Matías Suárez disfrute este momento que está viviendo desde que llegó al Club. Es que a los 30 años le llegó la mayor alegría de su carrera futbolística y lo primero que hace en el inicio de la charla es emocionarse al acordarse de quienes lo ayudaron en sus comienzos, allá en La Falda, donde tejía el sueño de ser futbolista y tener hoy este regalo de jugar en River: “Hoy que estoy viviendo este momento de felicidad me acuerdo de mi viejo, Roberto, que ahora no lo tengo. Fue el que siempre me bancó, me llevaba de chiquito a entrenarme, hacía lo que podía, salía a trabajar para poder comprarme un par de botines. Y de mi vieja, Delfina, que está conmigo siempre y sufrió y vivió toda mi carrera. También de mi esposa, Magalí, que me acompaña hace rato en esto de los entrenamientos, jugar y las concentraciones. Y encima es hincha de River. Y mis hijos, Valentino que tiene tres años y Alina, de nueve, que cuando le dije que venía se puso feliz porque también es fanática. En esta oportunidad es cuando uno más se acuerda de todos los que se sacrificaron anónimamente para disfrutar de esto que es algo increíble”.
¿Creías que era Gallardo cuando te llamó el primer día?
En el primer momento no creía, pero después le conocí la voz de escucharlo hablar por la televisión. Además, sé que es una persona muy seria. Me impresionó mucho que un técnico de tanta jerarquía y calidad humana se fijara en mí. Me movió todo y me puso muy feliz. Eso quiere decir que las cosas las venía haciendo bien. Fue directo, me preguntó si quería jugar en River y enseguida le dije que sí.
Y ahora que lo tenés todos los días como entrenador, ¿qué cosas te impresionan?
Es una persona increíble, porque más allá de haber ganado todo demuestra humildad y nos trata a todos por igual. Cambió a River. Hay que tenerle respeto, porque es una persona muy seria y tiene una capacidad de trabajo espectacular. Lo demuestra en cada entrenamiento y en cada partido que juega River. Por eso todos los jugadores están muy felices con él.
¿Cómo es el mundo River para vos?
River es único, un club a nivel mundial. Estoy tratando de adaptarme a este mundo. Lo primero es que tenés que venir con una mentalidad ganadora. Lo sentí desde el primer momento, hay que exigirse al máximo en cada entrenamiento, porque después se ve reflejado en los partidos. Es un equipo con una intensidad increíble que no para de jugar, presionar y correr durante todo el partido. Ahora me doy cuenta de por qué ganaron todo. Además, enseguida todos me hicieron sentir uno más y eso hace que todo sea más fácil.
¿Qué cosas te dice Gallardo en cuanto a lo que quiere de vos para el equipo?
Normalmente habla cosas específicas de los delanteros. River es un equipo que ataca mucho y eso hace que cree muchas situaciones de gol, por eso tengo que estar concentrado para aprovechar las situaciones que tenga para convertir. Pero lo más importante es que marca siempre que la prioridad es el equipo y jugar en función de ello.
Y en ese trabajo de delanteros, los de River son de jerarquía.
La verdad es que Pratto, Scocco y Borré tienen un nivel increíble. Se hace fácil jugar con ellos. Hablamos mucho y nos vamos entendiendo cada vez mejor. Aprendo mucho de la forma de jugar de ellos. Yo trato de aprovechar cada entrenamiento al máximo en cuanto a adaptarme a lo que pretende Gallardo para el equipo. Y acoplarme al funcionamiento con ellos, para que cuando nos toca hacerlo en los partidos las cosas nos salgan. En lo personal, cuando me toca jugar, aprovechar cada minuto para mejorar el rendimiento y serle útil al equipo.
Para un delantero se hace más fácil tener al lado un jugador como Quintero, ¿no?
Todos sabemos que es más fácil juntarse con Juanfer y formar una sociedad dentro de la cancha, porque sabés que en cualquier momento te pone una pelota y te deja mano a mano para convertir. Sabe todo lo que tiene que hacer antes de agarrar la pelota y tiene una visión del juego distinta.
¿Te ayudó mucho el haber jugado tanto tiempo en Europa para realizar los movimientos como delantero?
Sí. El haber jugado tanto tiempo en Europa en un equipo como el Anderlecht de Bélgica, y participar en la Champions y los partidos de la UEFA constantemente, me facilitó aprender todos los movimientos que debe tener un delantero. Y más en un fútbol como el argentino, donde es muy difícil jugar porque no hay espacios y el roce de la marca es constante. No tengo problemas de jugar por adentro o hacerlo por afuera y tirarme atrás para generar juego. El estilo de River me favorece, porque tiene muchas variantes de ataque y sabés que en cualquier momento vas a tener una chance de gol o también convertirte en asistidor.
Ya tuviste la suerte de hacer un gol y participar en jugadas decisivas en los partidos que te tocó jugar.
Tuve la suerte de jugar y marcar un gol contra Godoy Cruz y que el otro día contra Banfield me cometieran el penal. Eso es fundamental para un jugador. Te da confianza. Y me siento cada vez mejor. Lo importante es serle útil al equipo.
¿Dónde estabas el día que River ganó la Copa Libertadores?
Éramos como 20 en mi casa, entre familiares y amigos. Somos todos hinchas de River. En ese momento era un hincha más que lo miró por la televisión. La verdad es que me emocioné muchísimo, fue un justo campeón en el partido más importante de la historia del Club.
¿Hoy cómo lo vivís estando adentro?
Es lindo estar con gente que logró quedar en la historia de River. Te inculcan el espíritu ganador desde el principio. Si no no podés estar en River. Y cómo no ilusionarse en volver a ganar la Copa Libertadores otra vez, si es un plantel que todos los días se entrena para ganar todo.