Felipe Peña: "Tengo que ir siempre por más" El mediocampista de la División Reserva habló sobre su actualidad y también se refirió al histórico debut en Primera, ante Independiente Santa Fe, por Copa Libertadores.

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Por: Rubén Sagarzazu


Cuando jugaba en Pehuajó en los primeros trazos como futbolista, lo hacía de enganche. Y jamás pensaba en lo que el destino le tenía marcado. Quería ser futbolista y en 2012 se le abrió una puerta gigante, se convirtió en jugador de River. Bastaron un par de pruebas para que mostrara toda su capacidad futbolística y empezara a ir en busca de su máximo sueño: debutar en Primera División con el manto sagrado.

No fue fácil el camino. Se le cruzaron un par de lesiones. Pero lejos de desmoralizarlo, lo motivaron a seguir adelante, con sacrificio, fe y esperanza. Fue en busca de ese sueño que llegaría el 19 de mayo de este año: debutó con 20 años, frente a Independiente Santa de Fe por Copa Libertadores. Fue un partido inolvidable en la historia del fútbol, no sólo de River. Porque fue el día en el cual atajó Enzo Pérez.

Felipe Peña recuerda cómo fue ese momento único, que quedará grabado para toda su vida: “ Se dio todo muy de golpe, de la manera menos pensada, una lástima por todos los contagios que hubo en el plantel. Estaba preparado porque River así te lo exige. Traté de tomar esta oportunidad con mucha responsabilidad, sabiendo que se me iba a cumplir el sueño que tanto quería. Traté de no relajarme, de entregar todo y confiar en lo que venía haciendo. Lo asimilé con mucha tranquilidad, naturalidad y no me volví loco”.

¿Cómo fue cuando te enteraste de que ibas a jugar?
Estaba enfocado, escuché todo lo que me decían los jugadores, el cuerpo técnico y recibir toda la información que nos iban a dar. Hablo en plural, porque también estaba Tomás Lecanda, que le tocó debutar. Fue mucho más fácil y sencillo, porque todos nos recibieron e integraron de una manera increíble, nos sentimos muy protegidos y con mucha confianza. A la hora del partido estaba muy concentrado y tranquilo, sabía que estaba viviendo mi sueño, pero que tenía que rendir al máximo. Lo disfruté y por suerte salió todo bien, en cuanto al juego y el resultado. La verdad que fue todo muy loco y de golpe, pero me fui contento y orgulloso.

¿Y más raro fue debutar en un partido en donde Enzo Pérez fue el arquero?
Fue una locura debutar en ese partido contra Independiente Santa Fe. Teníamos la misión y obligación de defender a Enzo, que se hizo cargo y aceptó la responsabilidad de ser el arquero. Lo fundamental era evitar que tiren centros y pateen al arco, teníamos que defender cada pelota a muerte. Pero también Gallardo nos dijo que teníamos que atacarlos, porque los podíamos lastimar, que debíamos ser fiel a nuestro estilo. Salió todo redondo, ganamos y es un día que no voy a olvidar nunca más.

¿En qué pensaste desde el trayecto que va del vestuario al campo de juego?
Cuando iba para la cancha estaba tranquilo y concentrado en lo que tenía que hacer en el partido. Eso me sacó presión y todo fue más sencillo. Traté de hacer lo que me dijo Gallardo y de jugar como lo venía haciendo en Reserva, que es similar a lo que nos piden en Primera. Antes del partido, Enzo Pérez me habló, me dijo que esté tranquilo, que sea yo mismo y que juegue con confianza. Lo mismo hicieron todos. Eso nos ayudó a que todo salga bien.

¿Qué balance hacés?
Creo que fue positivo por la circunstancia en la cual se dio. Todos estuvimos muy concentrados, compenetrados en lo que teníamos que hacer y salió todo como queríamos. No hubo nadie que haya estado bajo, todos estuvimos en un alto nivel. Yo traté de aprovechar la oportunidad al máximo y así se dio.

¿Qué conclusiones sacaste de esa primera experiencia en la pretemporada?
Fue único. Traté de aprender lo que más pude. Es otro ritmo al que venía teniendo en Reserva, tienen otra intensidad, dinámica y velocidad. Fue un balance positivo. Ahora hay que seguir metiéndole, sumando minutos en Reserva. Creo que ahora viene la parte más difícil, que es estar de nuevo en Primera y lograr mantenerse. No me tengo que quedar con esos dos partidos de debut, tengo que ir siempre por más. Lo fundamental es darlo todo en los entrenamientos y aprender cada día más.

¿Tu mejor posición es la de volante central?
Me siento muy cómodo ahí y también como marcador central. Siento que mi posición natural es en el medio. Yo juego donde el técnico decida. Lo bueno es darles opciones a los técnicos, sea en Reserva o Primera. Y lo principal es aprender siempre cosas nuevas y mejorar, todavía soy muy chico. Me gusta mirar mucho fútbol y en especial a los jugadores que actúan en mi posición. Copiarles algunas cosas, como el posicionamiento dentro de la cancha, control de juego, visión y orientación. Trato de sacar un poco de cada uno e ir incorporándolo a mi juego. También me gusta llegar al gol, ya sea en el juego aéreo o pegándole de media distancia. A pesar de jugar en una posición defensiva tengo olfato goleador, de chico hice muchos goles.

¿Cómo es River estando en el plantel profesional?
River es una familia: jugadores, cuerpo técnico y colaboradores tiran para el mismo lado y tienen claro el objetivo. Creo que eso es clave, porque es un grupo con una unión tremenda, donde tanto los más grandes como los más chicos están en lo suyo y ninguno se sale de su lugar. Y es un grupo con una humildad tremenda, que es lo que nos inculcan a los chicos que venimos de abajo. Además de tener profesionalismo, respeto y compromiso. Yo me encontré con todo eso cuando estuve ahí.

¿Y Gallardo como técnico?
Trata de estar en todos los detalles, no se le escapa uno. Es muy exigente en los entrenamientos. Pide mucha intensidad y seriedad a la hora de trabajar, le gusta que el jugador se entrene al máximo.

¿Qué cosas te marcó?
Me dijo que esté siempre bien parado en el centro de la cancha, que no salga tanto a los costados y que juegue simple, a uno o dos toques.

Este presente futbolístico de Reserva te viene bien para poder tener otra oportunidad.
Sí, somos todos chicos de la categoría 2001 a 2004, tenemos a Juanjo Borrelli, Gustavo Fermani y el profe Pablo Lorenzo, que nos conocen desde muy chicos. Todo eso se hace más fácil a la hora de entender lo que piden, de la comunión, unión que hay dentro del vestuario y en los entrenamientos. Estamos pasando por un buen momento y hay que aprovecharlo. A cada minuto y partido hay que exprimirlo al máximo, porque siempre te están mirando.

Tu hermano Leandro también está en Reserva.
Lo que estamos disfrutando de poder jugar y entrenarnos juntos en Reserva es algo que soñábamos desde chicos, cuando empezamos a jugar en Pehuajó. Yo le llevo dos años y es un sueño que teníamos desde la infancia. Yo creo que es mejor que yo, ahora jugamos en posiciones diferentes. Él es marcador central y yo, volante. Mi hermano es físicamente un privilegiado, con la pelota sabe un montón, tiene buen juego aéreo y es fuerte en la marca. Es chico y tiene que seguir aprendiendo.

¿Seguís pensando en ser director técnico en un futuro?
Sé que soy muy chico y tengo que hacer una carrera en el fútbol, pero me encanta todo lo que es ser entrenador. Leo muchos libros sobre el tema, miro mucho fútbol y me encanta analizar los partidos.

¿Quiénes son los que te acompañaron en el sueño de jugar en Primera y siguen apoyándote para que te consolides?
Les debo todo a mi mamá, María Pía; mi papá, César; mis hermanos, Leo, Tito, Pili, Panchi y Delfi. Y a mis abuelos que están en Pehuajó, Hugo y Marta; a mi novia, Micaela, y a mis técnicos de Estudiantes Unidos de mi ciudad, en mis comienzos, Gustavo Iglesias y Bernardo Peña.