En natación, un gran logro para River Nicolás Sardi consiguió la Marca A para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018. Conocé su historia.

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Por: Laura Otero


El vapor empaña las ventanas y los vidrios dificultan la audición, pero, desde afuera, se escucha el murmullo del agua y se ve la imagen difusa de alguien que camina bordeando un precipicio. Adentrarse en el natatorio del Club Atlético River Plate, en pleno invierno porteño, se asemeja a ingresar a un mundo paralelo. Mientras el afuera nos obliga a acumular capas de ropa, el adentro nos lleva a caminar en ojotas envueltos en una toalla.

Dentro del recinto, pequeños grupos se congregan en distintos sectores, en una esquina los nadadores con capacidades diferentes, en otra, los que hacen pileta libre y, al fondo, en los últimos tres andariveles, dos entrenadores les dan órdenes a un puñado de chicos que entra al agua.

Detrás de esos chicos que se zambullen se encuentra sentado en una silla de lona Nicolás Sardi, con el pelo lleno de rulos teñidos por el cloro y una barba que apenas empieza a asomar. Se levanta y me saluda.

El nadador, que viste los colores del Club, logró la marca A clasificatoria para los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 en la prueba de 200 metros mariposa (categoría juvenil 2) con un tiempo de 2.05:40.

Con 18 años y graduado del secundario, Sardi explica que se tomó este año para enfocarse en el entrenamiento, eso es lo primero que me cuenta de él, mientras mira de reojo la pileta, mientras sus compañeros de equipo lo saludan.

Es un apasionado del agua, se le nota en las palabras que elige para contarme de su sacrificio diario: “No fui a Bariloche, ni a fiestas de 15, falté a salidas con amigos, sacrifiqué muchas cosas. Es duro, pasé un año y medio pensando únicamente en el día de la carrera, precisamente en esos dos minutos, pero el momento de la carrera compensa todo”.

Habla de esa carrera, esa última que peleó en el CeNARD y donde logró una actuación que sorprendió a todos: “Yo sé que no es una proeza gigante, pero es importante para lo que es este deporte, no somos muchos los que conseguimos este registro”, cuenta con alegría y humildad.

No es para menos, este chico de Adrogué pasó cientos de horas con el cuerpo en el agua durante los últimos 18 meses y, durante ese tiempo, se entrenó de lunes a sábado. Se metió en la pileta al menos dos veces por día y, a eso, le sumó gimnasio y, también, las respectivas consultas con especialistas que le facilita el Club: medico clínico, deportólogo, nutricionista, masajista y psicólogo.

Este gran logro personal que Sardi denominó “la mejor carrera de mi vida” fue un mérito doble. Es que, a diferencia de la gran mayoría de nadadores, este joven de River comenzó a nadar a los 13 años y recién a los 16 se planteó dedicarse a este deporte de manera competitiva.

Fue en ese contexto que Sardi llegó al Club, buscando, como él dijo, “que el objetivo principal de mi vida sea el entrenamiento”.

Minutos más tarde, Gustavo Langone, uno de los entrenadores que, junto a Mariano Vardé, prepara a Sardi desde que llegó a River, aclara que los logros del joven son fruto de su empeño por superarse: “Siempre se lo vio como un pibe con mucha vocación de esfuerzo, él es un chico que demostró día a día tener el esfuerzo para ganar”.

Mientras su entrenador explica cómo fue la evolución del nadador desde 2015 a esta parte, Sardi se va al vestuario y, a mí, me queda resonando en la cabeza una frase que me dijo al pasar, mirándome con convicción: “Los ganadores no se rinden y los que se rinden nunca ganan. En los momentos más duros siempre seguí trabajando”.