El futuro en buenas manos Tomás Gallardo y Santiago Giovagnola, riverplatenses campeones panamericanos con la Selección Nacional Juvenil.

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En una actuación para el recuerdo, la Selección Argentina Juvenil venció en la final a Brasil, el gran candidato, y se quedó con el primer puesto en el Panamericano Masculino de Santiago de Chile, logrando de esta manera la clasificación Mundial de Georgia.

El logro tuvo una destacada participación de dos representantes de River: el arquero Santiago Giovagnola y el extremo izquierdo Tomás Gallardo, quienes, además, están dando sus primeros pasos en la Liga de Honor del Club. De regreso en Buenos Aires, ambos dialogaron con el Sitio Oficial.

¿Cómo fue la experiencia que vivieron en Chile?
Tomás Gallardo: Fue una semana muy dura, con entrenamientos y partidos todos los días, menos dos que tuvimos descanso. Dejamos todo para dejar a Argentina lo más arriba posible y bien representado al club.
Santiago Giovagnola: Era siempre la misma rutina, levantarse, desayunar, entrenar, descansar, ir al partido y volver a descansar. Vivirlo fue hermoso.

Llegaron a la final con Brasil, que era amplio favorito y que llegaba habiendo goleado en todos los partidos, ¿cómo se enfrentaron a ese encuentro decisivo, donde era vital lograr que Brasil bajara su promedio de gol?
TG: Contra Brasil, Santi la rompió: no sé cuanto habrá sido el porcentaje, pero atajó una animalada y cerró un torneo impresionante, pero la defensa también lo ayudo mucho. El promedio de gol de Brasil era de 40 o 45 goles por partido y nos pudo meter sólo ocho en el primer tiempo, eso marca la labor de Santi y de la defensa.
SG: El entrenador nos pidió que no nos liquidaran el partido desde el minuto uno, que no nos metieran 15 goles de entrada. Si estábamos enfocados e íbamos palo a palo, al final lo íbamos a cerrar. Si se lo poníamos difícil, ellos iban a bajar el nivel y así fue.

¿Creen que el hecho de haber hecho un primer tiempo tan físico, apretando tanto en defensa y haciendo que ellos no pudieran convertir afecto mentalmente al rival?
TG: Si, sin dudas, yo creo que a Brasil, si estás convencido, le terminas ganando, porque ellos tienen la presión que te tienen que ganar a vos, porque ellos son los mejores, juegan en los mejores equipos de allá (en Brasil, el handball es profesional) y algunos en Europa, y siendo tan jóvenes les pesa un poco. Nosotros no tenemos esa presión.

Brasil les empató al final del partido y fueron a suplementario, ¿cómo vivieron ese momento?
SG: Cuando llegamos al suplementario, uno de los chocos de Sedalo dijo “ya está, dejamos todo, si ganamos o perdemos ya somos campeones nosotros”, y eso se nos metió en la cabeza a todos, eran los últimos 10 minutos y teníamos que dejar todo en esa cancha.
TG: A mí no me toco jugar el alargue, pero tengo una imagen de Santi teniendo la última pelota del tiempo regular y llorando por tener esa oportunidad que nadie pensaba que podíamos tener. Nosotros confiábamos en que podíamos ganarlo, pero, a la vez, no podíamos creer haber llegado hasta ahí. Después en el suplementario se dio y lo pudimos ganar.
SG: Cuando metimos el último gol faltando diez segundos sacaron rápido y vos veías que se venían todos los de amarillo, gigantes, y había que defender sí o sí o nos íbamos a los penales. Cuando la tiró afuera dije ya está, somos campeones, lloramos todos, no sabíamos qué hacer…
TG: Nadie lo podía creer, Brasil era el favorito de todos. Estando en el hotel los primeros días vino un árbitro brasileño y me dijo “si ustedes pasan a Chile, los agarra Brasil y les saca 15 goles”. Yo le dije está bien, y cuando termino la final vino la misma persona y nos felicitó diciéndonos que no lo podía creer.

Tomás, al terminar la final te diste un abrazo largo y sentido con tu papá (Dady Gallardo, head coach de handball de River e histórico DT de la Selección Mayor). ¿Qué decía significó ese momento?
TG: Un montón de cosas: son muchos años de entrenar y, para mi viejo, de bancarme. Éll vivió situaciones parecidas, de hecho el primer Panamericano que el ganó con mayores fue también en Chile, ganándole a Brasil en suplementario 22-21, el mismo resultado que nosotros. Esa sensación de que estaba ahí acompañándome fue increíble, es mi ídolo y mi referente en todo sentido.

Santiago, ¿qué se siente haber sido elegido el mejor arquero del torneo e integrar el equipo ideal?
SG: El premio me lo esperaba, pero no era lo importante. Yo quería ganar la medalla de oro, lo demás, si venía, bien, pero no era lo importante. Si hubiéramos salido segundos y me daban el premio, lo tiraba debajo de la cama: yo quería la Copa.

Están en un año intenso: campeones panamericanos, clasificados al Mundial, Santiago ya como segundo arquero en Liga de Honor en el Club y Tomás habiendo tenido su debut en el plantel mayor. ¿Qué expectativas tienen para el resto del año?
TG: Yo creo que el Mundial es el primer objetivo que tenemos, pero tenemos claro que todo lo que somos se lo debemos a River, al playón y a todos los entrenadores: a Daniel Dottori, a Pablo Cattone, al Roña Sznitowski, a Santi Romero que siempre nos estuvo acompañando, a Marce Portomeño, a Adolfo Mariño que siempre está con nosotros. Nosotros hoy estamos en la Selección, es un privilegio, pero es gracias a lo que hacemos acá en el Club y a que el Club nos dio todo y siempre nos apoyó.
SG: Coincido con Tomy, le debemos todo a River, al Negro Cazón que siempre estuvo conmigo y me dio la confianza para debutar en Liga, a Dottori, que me trajo acá… tenemos que agradecerles a todos porque no seriamos nada sin ellos.

Si algún chico quisiera comenzar a jugar al handball, ¿por qué le recomendarían hacerlo en River?
SG: Porque hay un grupo increíble desde infantiles hasta Liga, estamos todo el día juntos, si te pasa algo todos están para darte una mano, hay mucha unión, compartís el colegio. Para mí son mi familia, todos los chicos son mi familia.
TG: No sé cómo será en los otros deportes, pero el handball sigue siendo muy amateur y eso hace que, más allá de las condiciones de cada jugador, siempre haya un grupo que está dispuesto a ayudarte. Es muy familiar el handball acá en el club.

Por Martín Salgado