6 de abril de 1986: la fiesta inolvidable Hace 31 años, River lograba en la Bombonera un recordado triunfo por 2-0 con ambos tantos logrados por el Beto Alonso, uno de los mayores ídolos de nuestra historia.

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Ese inolvidable 6 de abril de 1986 quedó en la memoria de todos como “el día del clásico de la pelota naranja” y también por la vuelta olímpica que dio el equipo en la cancha de su eterno rival antes del comienzo del partido.

Si bien River había conquistado casi un mes antes el Campeonato 1985/86 de manera brillante, quedaba aún el desafío de visitar el terreno boquense, en donde no se jugaban clásicos desde fin de 1982. Ante la inminencia del encuentro el tema del que se hablaba en todo el país era uno solo: si River iba o no a dar la vuelta olímpica al salir al campo de juego. Vale recordar que tras la consagración ante Vélez, River jugó ante Gimnasia en La Plata en dónde se hizo un moderado festejo, y ante Deportivo Español en el Monumental con celebración previa con una vuelta olímpica que no se había podido dar completa ante Vélez debido a la invasión del campo de juego.

Finalmente, se llegó a la tarde del 6 de abril con la incertidumbre sobre qué es lo que iba a pasar antes del encuentro. En cuanto se asomó el plantel de Boca por el túnel, también salió River, encabezado por el Tolo Gallego, el capitán. El equipo enfiló como si fuera hacia el centro de la cancha pero luego dobló sensiblemente hacia el sector de los palcos iniciando la vuelta olímpica. Luego encararon hacia las dos bandejas riverplatenses colmadas y en pleno festival rojo y blanco. “La vuelta en la Boca no se va a olvidar jamás”, se cantó en ese momento.

River formó con: Nery Pumpido; Eduardo Saporiti, Oscar Ruggeri, Carlos Karabín y Alejandro Montenegro; Héctor Enrique, Américo Gallego, Roque Alfaro, Claudio Morresi; Luis Amuchástegui y Norberto Alonso. Vale recordar que Enzo Francescoli no jugó ese partido ya que había viajado junto a la selección uruguaya que se preparaba para el Mundial de México. Una vez calmados los ánimos, el árbitro Francisco Lamolina dio inicio al partido que, sorprendentemente, se jugó con la clásica pelota Tango pero de color naranja, quizás pensando en que iba a haber muchos papelitos que dificultarían la visión del balón, algo que había pasado en la primera rueda en el Monumental. En un partido con muchos nervios, no hubo demasiado para destacar hasta que cerca de la media hora le cometieron un foul a Enrique sobre la derecha. El tiro libre lo envió en forma de centro Alfaro y el Beto, que se escapó de la marca y entró por el sector opuesto, cabeceó para dejar sin chances a Gatti. Delirio total en la multitud millonaria. Pocos minutos después, se lesionó Karabín y entró Jorge Borelli. Boca luchó por la igualdad pero se topó contra la defensa millonaria y el excelente Pumpido.

El segundo tiempo se jugó con la tradicional Tango blanca y negra, quizás por una cuestión de cábala del club local. Boca intentó varias veces pero un Pumpido colosal desbarató cualquier ilusión de empate. A los 21 minutos Lamolina expulsó a Montenegro, lo que complicó aún más a River. El Bambino Veira hizo ingresar a Néstor Gorosito por Amuchástegui y enseguida desde un palco le arrojaron un piedrazo al DT de River. El clima no podía estar más espeso. River resistió heroicamente hasta que a falta de siete minutos, el boquense Passucci le cometió una infracción a Alonso. El tiro libre estuvo a cargo del Beto y su zurda mágica. Le pegó hacia el primer palo, pero Passucci en la barrera desvió la pelota con las manos y fue hacia el otro poste, descolocó a Gatti y se transformó en el segundo gol. Ahí explotaron las dos bandejas visitantes y empezó una fiesta que no terminó hasta un buen rato después de la culminación del clásico.

Aún hoy las imágenes del Beto de esa tarde con la amada camiseta y de todo el plantel dando la vuelta olímpica, están en el corazón de todos nuestros hinchas. Ese 6 de abril la fiesta fue completa.

Por Patricio Nogueira (Vicepresidente 1º del Museo River).