Texto para compartir con las familias Desde la Sala Azul, las maestras comparten con los padres un texto publicado en la revista Viva.

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La autora es Alba Piotto y el texto fue publicado en la revista Viva:

La era del chupete digital

¿Es bueno o malo que hoy día los niños prefieran jugar con una aplicación antes que con los tradicionales trencitos o muñecas?

Que los chicos piden dispositivos tecnológicos de regalo en vez de un autito, bloques o bebotes es una tendencia que va en alza.
Las tablets son los dispositivos tecnológicos que sustituyen a los juguetes tradicionales. Hay una transferencia del juego analógico hacia las plataformas digitales con aplicaciones que se ejecutan desde un Smartphone.

Los especialistas consultados, admiten que es imposible evitar que los niños, a los 2 o 3 años, incluso antes, tengan contacto con los dispositivos digitales porque sus padres son usuarios activos. Sin embargo, no dejan de remarcar la importancia que tiene el juego analógico para el desarrollo de los chicos en el campo emocional, físico, motor, social, intelectual y creativo.

Guillermo Goldfarb, del Grupo de Tecnologías de Información de la Sociedad Argentina de Pediatría, explica: “Los padres y los pediatras deberíamos incorporar en la agenda de consultas el uso de la tecnología porque está en lo que se llama ‘dieta de medios’ que usan los chicos”. Esto se refiere básicamente al tiempo que pasan frente a la televisión, la computadora, los videogames, y los dispositivos móviles que existen y los que serán creados. No hay una regla sobre la cantidad diaria recomendada. Por eso, los padres tienen una gran responsabilidad sobre la distribución y la calidad del tiempo y la forma en que sus hijos usan estas herramientas.

“No se trata de demonizar la tecnología, sino de encontrar la manera más saludable para incorporarla –remarca Goldfarb-. No se puede negar su existencia ni evitar la exposición de los chicos a los dispositivos que están incorporados a la vida cotidiana de manera plena.” Y da un ejemplo: la experiencia de ver rodar una pelota en la vida real comparado con lo que eso implica en una pantalla. “En este caso, la experiencia será más pobre. En la vida real, a la pelota la puede tocar, morder, agarrar. Una pelota real puede brindar muchos más estímulos que vista en una pantalla”, dice el pediatra.

Los dispositivos tecnológicos no deben reemplazar el tiempo de juegos al aire libre, que es vital para el normal desarrollo de los chicos. Sobre todo a los 2 y 3 años. Ir a jugar a una plaza, tocar, oler, ver la expresión de un niño cuando juega con ellos. Comunicarse con una persona real y no con un muñeco en una pantalla es nutritivo.

Las nuevas tecnologías son una herramienta más para ser usadas con discreción y la supervisión de alguien (un docente, un adulto), que los guíe en ese proceso. Pero si la idea es que el niño aprenda, él tiene que salir al mundo real, que pueda ver, tener conversaciones, que pueda hacer razonamientos lógicos, causales e inferencias. Eso no es innato: se aprende y lleva tiempo.

Los estudios muestran que quienes están más expuestos a las nuevas tecnologías tienen menos capacidad de memoria que los que no.