Álvarez: "Tengo que trabajar más que nunca" El delantero se ilusiona con su presente en la División Reserva y, en declaraciones al Sitio Oficial, aseguró que debe continuar por este camino para llegar a Primera.

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Por: Rubén Sagarzazu


Julián Álvarez vive un presente futbolístico vertiginoso. Tan deseado como impensado.

El cordobés de 18 años cumplidos en enero, a fines de 2017 pegó el saltó de la Sexta División a la Reserva. Y a fuerza de convertir varios goles y de buenas actuaciones se quedó ahí.

Y el 2018 vino con cosas que difícilmente pueda olvidar: fue llamado para integrar la Selección Juvenil Sub-20 y formó parte de los sparrings de la Selección Argentina en los últimos amistosos que el equipo de Sampaoli jugó contra Italia y España.

El delantero tiene claro en sus pensamientos que esto recién comienza y que todavía no logró todo lo que sueña. Que esto es recién el inicio. Y lo refleja con una claridad notable: “Estoy muy tranquilo y contento con todo lo que me está pasando. Quizá más por ver a mi familia que lo disfruta más que yo, pero tengo claro dos cosas: no me presiono porque todavía no conseguí nada, tengo que trabajar más que nunca para que las cosas me sigan saliendo como hasta ahora. Y la segunda es que tenés que ser fuerte de la cabeza para llegar a jugar en la Primera y mantenerse, que es lo más difícil y lo que más quiero. Todo esto me motiva y sé que voy por el buen camino, pero no me la creo”.

¿Cómo fue el cambio brusco de un día para el otro, de pasar de la Sexta a jugar en Reserva?
Me acuerdo que fue un jueves, vino Juanjo Borrelli y me dijo que al otro día tenía que ir a entrenarme con la Reserva y que había posibilidades de que pueda viajar Córdoba para jugar contra Talleres. Fui a Ezeiza y cuando terminó el entrenamiento, el Luigi Villalba me dijo que iba a viajar. Estuve en el banco de los suplentes, me tocó entrar y a los pocos minutos hice el gol del empate. Ganamos 2-1. Fue de cabeza luego de un centro. Es el gol que más grité hasta ahora. No sólo por el momento, sino también porque fue en Córdoba y ahí estaba toda mi familia y mis amigos. Éramos como 30. A mí me puso muy contento ver la felicidad de ellos, que me dicen que siempre los sorprendo.

¿Cómo fue el día después?
Pensaba qué me iba a tocar. Si tenía que volver a la Sexta o quedarme en Reserva. Vino el Luigi Villalba y me dijo que el lunes me tenía que presentar otra vez en Ezeiza a entrenarme. Después se dio todo muy rápido. Jugué los tres partidos que quedaban y por suerte ya no bajé más.

¿Es difícil el salto de una categoría menor a algo tan competitivo como la Reserva?
Y cambia muchísimo. Un día estás con tus compañeros de División, acostumbrados a jugar juntos y de repente te encontrás con un mundo distinto. Ya más exigente y con menor margen de error. Y también te toca entrenarte o jugar contra la Primera. Entonces un montón de cosas se te pasan por la cabeza. Yo estoy tranquilo, soy de tomarme las cosas con calma.

¿Cuáles son las cosas distintas a las que tuviste que adaptarte?
Es muy distinto el ritmo. Acá se juega más rápido. Y los partidos son intensos. No parás durante los 90 minutos. Por surte, no sufrí el cambio. Porque soy tranquilo y confío en lo que sé hacer. Y el Luigi Villalba me dijo que jugara como siempre. Si te entrenás bien y aprendés todo lo que te enseñan táctica y estratégicamente, No tenés problemas.

¿Cuáles creés que son las condiciones que tenés para estar en la Reserva y aspirar a llegar a la Primera?
Lo principal es creer en mis condiciones y potenciarlas al máximo. Debés entrenarte cada día al máximo, porque no sabés cuándo te puede tocar jugar en la Primera. Ahora estoy jugando más de 9, entre los centrales y participo en la terminación de la jugada. Tuve la suerte de hacer varios goles y eso te da más confianza. Aunque me gusta tirarme atrás y entrar en contacto con el balón para formar sociedades y llegar tocando. Mi principal virtud, creo que es definir con los dos perfiles y tener buen juego aéreo, a pesar de no ser tan alto.

¿Y en qué debés mejorar para ser completo?
En esta categoría son todos buenos jugadores y el nivel es parejo. Creo que tengo que aprender a moverme en espacios más reducidos. Y acomodar el cuerpo mejor a la hora de recibir la pelota, porque tenés que resolver todo en menos tiempo. Y eso te obliga a pensar más rápido. Hay que leer antes la jugada.

¿Y qué diferencias notás cuando te toca jugar contra la Primera?
Es difícil jugar contra ellos. Son más fuertes y saben todo. Y tienen un ritmo infernal. Pero siempre jugar contra la Primera es una oportunidad que no tenés que desaprovechar. Además de aprender, tenés que mostrar todo lo que sabés. Y no tener ningún tipo de complejo.

¿Gallardo alguna vez te dijo algo?
No, pero sabés que te está mirando y sabe quién sos. Ahí tenés que mostrar todas tus cualidades. Porque así como un día me tocó debutar en la Reserva, te puede llegar lo que siempre soñaste, que es debutar en la Primera División. Y también aprovechar cada indicación que te da él o lo que te puede marcar un jugador. Eso te sirve para siempre y para crecer.

Y después viviste una experiencia increíble, como fue ser sparring de la Selección en los amistosos contra Italia y España.
Fue una experiencia irrepetible. Estar al lado de esos monstruos que ves jugar por la televisión. Estar al lado de Messi que hace cosas increíbles y de todos los jugadores que forman parte de la elite mundial del fútbol. Aprendés cosas que te van a durar toda la vida si sabés capitalizarlas.

¿Te tocó jugar contra Messi?
Sí. Es de otro planeta. Hace todo bien a una velocidad increíble. No le podés seguir el ritmo ni sacarle la pelota. En una de las prácticas, me tocó ir al medio en un loco que estaba él. Y me hizo un caño terrible.

¿Y los trabajos con Sampaoli cómo eran?
Básicamente en hacer una función determinada para que los jugadores de la Selección puedan desarrollar la idea del técnico. A veces era presionarlos en la salida. Otra, realizar movimientos como si fuéramos Italia o España. De eso no te olvidás más. Es un aprendizaje que te potencia muchísimo como jugador. Lo mismo que ver en acción a los mejores del mundo. Por ejemplo, ver lo que hace Iniesta. Tan simple y tan natural. Y vos decís “yo esto no lo hago ni aunque esté mil años jugando”. Te abre la cabeza de tal forma que te motiva a entrenarte todo el día para que puedas ser jugador profesional algún día.

¿Y el ser jugador de la Selección Juvenil?
También es una cosa linda saber que vas a vestir la camiseta argentina, que te eligen por tus condiciones para representar al país. No te creés el mejor. Sabés que estando ahí tenés que jugar como sabes y dar lo mejor por tus compañeros-
En el final de la nota, Álvarez suelta una frase que define su personalidad ante la consulta de cómo se lleva con todo esto que le está pasando: “Lo vivo con tranquilidad, confío en lo que sé hacer. Y no me la creo. Lo principal es estar fuerte mentalmente”.