Birizamberri: "Pase lo que pase, nos mantenemos unidas" Desde su casa en Uruguay, la delantera dialogó con el Sitio Oficial y contó cómo se entrena y conecta plantel profesional femenino durante el aislamiento.

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Carolina Birizamberri pasa la cuarentena en Montevideo. “Aproveché la pandemia para venirme y estar cerca de mi familia, que hacía años que no pasaba varios días juntos a ellos”, dijo la delantera de 24 años. River Plate, donde llegó a los 17, es su “segunda casa”, aseguró.

Pero en estas semanas de aislamiento social regresó a su primer hogar para estar cerca de sus afectos. Y allí, la goleadora uruguaya cumple al detalle la rutina de entrenamiento que el cuerpo técnico les pasó a todas las jugadoras.

“Nos entrenamos vía conferencia los lunes, jueves y sábado. Los martes, miércoles y viernes nos entrenamos con la rutina que nos manda el profe”, detalló Birizamberri. Aunque admite que no es lo mismo. Verse a través de una pantalla, cada una en un sitio diferente, no es lo más natural en el fútbol. “Lo que más extraño es la rutina de todos los días que pasaba en el Club, entrenarme con mis compañeras. Somos un grupo muy unido, pase lo que pase siempre nos mantenemos unidas y eso es lo lindo que tiene River. Somos una familia y salimos todas juntas de los malos momentos”, agregó.

La interrupción del campeonato encontró a River “en un buen nivel, tanto grupal como individualmente”, reconoció la goleadora del equipo, quien marcó diez tantos y quedó a sólo cuatro de la máxima artillera del torneo, Mariana Larroquete, de UAI Urquiza.

Como buena delantera, Birizamberri se alimenta de goles. Son su combustible y disfruta cada uno. Hacerlos y festejarlos. Y para la celebración, siempre homenajea a alguno de los goleadores del equipo masculino de River, a quienes tiene como referentes.

“Soy fanática de River y me gusta hacerles ese homenaje a ellos. Hago mucho el festejo de Nacho Scocco y el de Quintero. También el de Mora. Me falta el de Nacho Fernández”, cuenta.

Como muchas, Carolina empezó a jugar con varones, cuando tenía 4 años. “A los 13 empecé a jugar con mujeres, en un equipo de mi barrio de Montevideo. Después pasé a Cerro, que era femenino, y a los 14 ya viajé con la selección mayor de Uruguay a un Sudamericano a Ecuador. Ahí empezó mi carrera profesional”, narró.

Pero desde la otra orilla empezó su amor por los colores que defiende hoy. “Siempre miraba partidos del fútbol argentino. River es mi casa y no me gustaría irme nunca. Llegue a los 17 y ahora tengo 24. Es donde crecí futbolísticamente, donde soy feliz”.

En 2018 se fue a jugar a Parque Sol en la B de España. “Mejoré mucho en lo físico cuando llegué de España. Acá me puse a punto. Estoy en un buen nivel”. Pero su regreso no sólo la benefició futbolísticamente: “Ese año que me fui extrañé mucho el Club. No me quiero ir nunca”.